Envía a tu hijo a estudiar al extranjero de forma segura

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Los idiomas se están convirtiendo en una parte fundamental del currículo. En la actualidad no basta con ser ingeniero o experto en economía, sino que tienes que tener una experiencia demostrable y también un buen dominio de, al menos, el inglés. Y por buen dominio no nos referimos a esa mítica coletilla española de nivel medio, sino que tienes que ser capaz de estar en una conversación, enterarte de lo que están hablando y poder intervenir fluidamente. Y para ello se necesita al menos un grado de conocimiento entre C1 y C2.

Lograrlo no es nada sencillo. Lo vemos en que cada año son muchos los que se apuntan a las escuelas de idiomas públicas y academias nada baratas, incluso como propósito de año nuevo, y no aprenden mucho más que a sobrevivir en un viaje. Lo mejor para aprender un idioma es convivir con él, pasar el día inmerso en ese ambiente hasta saber cómo manejar las situaciones más comunes, desde pedir una manta porque tienes frío o entender lo que cuentan en las noticias.

Los padres son conscientes de esto y, buscando lo mejor para sus hijos, los envían a estudiar en el extranjero, bien cursos de idiomas de forma intensiva o, por qué no, un año entero de su curso académico, donde la necesidad les obligue a terminar aprendiendo la lengua de destino. Está demostrado, y los propios niños lo ven en sus clases, que estos chicos cuando vuelven de estas experiencias tienen un nivel mucho mejor en comparación al resto de sus compañeros.

Además, este tipo de viajes son también una experiencia de vida para ellos, ya que no solo se aprende el idioma, sino que descubren lugares nuevos, otras culturas, aprenden a vivir de manera independiente, sin tener a sus padres al lado para que les resuelvan cualquier problema que les surja. Asimismo, conocen también gente nueva que se encuentra viviendo allí como locales o incluso que están en su misma situación. Posiblemente estos se conviertan después en amigos para toda la vida, porque la experiencia en la que se encuentran les une de una forma espectacular. Y no todos tienen por qué venir de España, sino que a veces su relación se desarrolla con chicos de otros países que han ido a aprender el mismo idioma que ellos. Se trata, como decíamos, de algo muy enriquecedor, ya que con esta gente compartirán dudas sobre sus culturas y sobre aquella que les acoge. Y sobre todo estarán abiertos y tendrán una mente más receptiva a todo lo que sea nuevo.

Pero es verdad que a los padres les suelen aparecer muchos temores a la hora de mandar a sus hijos fuera. Les preocupa que estén bien, que sean atendidos correctamente, que coman como es debido e incluso qué será de ellos en caso de que se pongan enfermos en el extranjero.

Desde aquí, para ir con pies sobre seguro, queremos recomendaros dos pasos fundamentales para estar seguros del bienestar de vuestros niños. Lo principal, ante todo es elegir una agencia de viajes de idiomas de confianza en el sector y con un bagaje sólido. Nuestra recomendación es que tiréis de alguna como European Idiomas, que están al lado del estudiante y de los padres durante todo el proceso y sin descuidar ningún detalle y cuentan con una muy buena reputación entre sus estudiantes, padres y centros educativos. Ellos conocen in situ todos los colegios a los que envían a los niños, sus métodos de enseñanza y a sus organizadores, con los que mantienen una relación muy estrecha, algo que se refleja en el trato especial que reciben sus alumnos.

Con European Idiomas encontramos también toda una amplia oferta, desde cursos de idiomas para juniors (de 10 a 17 años), cursos para jóvenes (de 16 a 19 años), la experiencia para toda la vida del año académico en el extranjero, e incluso, para aquellos con más edad tienen cursos de idiomas en el extranjero para adultos y para toda la familia.

Por otro lado, aunque en este tipo de agencias suelen tener bien organizado el tema de la salud y cualquier problema que en relación pueda surgir, lo mejor que podemos hacer para quedarnos tranquilos es contratar un seguro con cobertura en el extranjero para el tiempo en que el niño o la niña estén allí, así como solicitar en cualquier oficina de la Seguridad Social la tarjeta sanitaria europea si va a estar en alguno de los países miembros.

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