Resultaría muy difícil dormir tranquilo sin tener asegurados nuestros bienes más preciados: la vivienda, el coche, incluso nuestra vida… No tener seguro para este tipo de cosas haría de cualquier problema una desgracia y, por consiguiente, terminaríamos amargándonos la vida muy fácilmente.
Resulta muy importante concienciarse de que, por muy difícil que parezca y aunque sean cosas que normalmente se ven en los informativos de televisión, tengamos algún susto en nuestro coche o vivienda. Por poner ejemplos: un golpe con otro vehículo, un incendio, una inundación…sucesos que pueden dañar unos bienes que, de no estar asegurados, podemos dar por perdidos.
Precisamente uno de esos ejemplos que acabo de comentar me pasó hace apenas unos meses. Hablo de una inundación. Desde hace casi dos décadas vivo en una casa situada en la zona más baja de mi municipio. Como consecuencia, cada vez que llueve mi barrio y los barrios más cercanos son los que sufren las mayores crecidas de agua. Pero lo del pasado mes de febrero no fue normal. Una tromba bestial de agua anegó gran parte de todas las plantas bajas de las casas cercanas a la mía. Aún recuerdo cómo ingentes cantidades de lodo, barro y agua invadieron mi salón, cocina, cuarto de baño y garaje, imposibilitando por completo el llevar una vida normal durante unos largos días.
Mis vecinos y yo organizamos una reunión para valorar los daños y para debatir acerca de la mejor solución para el problemón que teníamos encima. Era evidente que lo primero que había que hacer y como medida más necesaria era retirar todo el fango y el agua de las viviendas, por lo que decidimos que comprar bombas para el achique de estas sustancias era lo más coherente.
Uno de nuestros vecinos nos habló de una compañía fabricante de bombas gracias a la que había obtenido una bomba de drenaje. Dijo que desconocía si fabricarían también bombas de lodo, que eran las que necesitábamos para achicar toda la suciedad que se almacenaba en nuestras casas. Nos facilitó la dirección web de esa empresa, www.grindex.com.es, y vimos que sí que disponía de las bombas de lodo que nos eran tan necesarias para aliviar nuestra situación.
Una vez que las tuvimos y comenzamos a usarlas para empezar a devolver a nuestras casas un estado normal, vimos lo útiles y eficientes que resultaron. En apenas unos días, todos los vecinos que resultamos afectados por la inundación tuvimos el lodo fuera de nuestras casas gracias a aquellas bombas. Todavía hoy las seguimos teniendo por si en alguna otra ocasión nos hacen falta (desgraciadamente, es un instrumento que para nosotros es muy útil porque es probable que vuelva a sucedernos lo mismo algún año).
El seguro se hizo cargo de todo
Los respectivos seguros de vivienda que cada familia que residía en la zona poseía no dieron nada de guerra a la hora de hacerse cargo de los costes de las pérdidas. Todas las familias perdimos numerosos objetos durante la inundación, pero que el seguro nos proporcionara la ayuda correspondiente nos ayudó a que aquel triste suceso fuera menos grave para nosotros.
Sucesos como el que he narrado en este artículo son habituales en nuestro país. Como asegura Protección Civil en su página web, el régimen pluviométrico en España es “muy variable”, ya que se alternan tiempos de una sequía estremecedora con esporádicas borrascas que arrastran grandes precipitaciones que a su vez provocan sucesos como éste.