Las actividades recreativas en el mar son uno de los pasatiempos predilectos tanto para los turistas que visitan los más de 7.800 kilómetros de litoral español como para los propios residentes de nuestras costas, realizando desde la práctica de buceo a pesca submarina o simplemente relajantes salidas en barco o hidropedales como los de Marengo. Como en toda ocupación en la que dependamos de elementos ajenos a nuestro control, como el estado del mar o el manejo de embarcaciones, debe estar garantizada siempre la seguridad de los integrantes de la actividad. Para ello, contamos con ciertas medidas de seguridad náutica obligatorias. Estas normas son aplicables tanto para actividades de uso personal como para empresas dedicadas al ocio o que su trabajo se realice en medios acuáticos.
Los elementos de seguridad náutica pueden dividirse en dos tipos diferentes: los que deben formar parte en cualquier barco y los conocimientos que debemos poseer a la hora de participar en una actividad náutica. Dentro del primer grupo, encontramos desde balsas y chalecos salvavidas, material de seguridad, extintores, trajes de supervivencia o un botiquín, hasta radiobalizas, luces y bengalas de auxilio. En el segundo grupo, hay ciertos conocimientos básicos que debe conocer todo aquel que imparta la actividad y los que vayan a realizarla. Como encargado es necesario saber qué hacer durante una posible emergencia en el mar, conocer los primeros auxilios y cómo reaccionar ante los riesgos que pueda tener la actividad de la que se ocupen. Existen multitud de empresas que se dedican a la seguridad marina, con profesionales cualificados que garantizan una amplia cantidad de recursos y servicios para cualquier tipo de embarcación o actividad y que pueden proporcionar todo el material de seguridad marítima necesario, además de proponer cursos para el aprendizaje de técnicas de salvamento, auxilio, revisión de chalecos y balsas salvavidas y mantenimiento del material.
Todo esto debe ser tenido muy en cuenta si se tiene la intención de realizar un curso de patrón de embarcaciones de recreo con Nautimar. Adquiriendo este título tras superar las pertinentes pruebas (un examen teórico y el cumplimiento de unas prácticas obligatorias básicas de seguridad y navegación), le será permitido el gobierno de cualquier tipo de moto acuática (siempre dentro de las áreas destinadas para estas máquinas) y el pilotaje de embarcaciones, ya sean de motor o de vela, de hasta un máximo de doce metros de eslora, pudiendo manejarlo dentro de los archipiélagos balear y canario o en el área que abarca desde la costa hasta doce millas mar adentro. Estos permisos pueden variar según la legislación de cada país, por lo que es conveniente informarse antes si vamos a tripular este tipo de barcos fuera de España. El título de PER (patrón de embarcaciones de recreo), nos da la posibilidad de gobernar nuestro propio barco o uno destinado a actividades deportivas o de ocio, pudiendo suponer beneficios económicos cuando son alquiladas a terceros, en cuyo caso deben cumplir las normas de seguridad náutica anteriormente mencionadas, completando con las que son específicas para la actividad que vayan a realizar. No está permitido el uso de estas embarcaciones con fines de transporte de pasajeros o mercancías y tampoco pueden emplearse en labores de pesca comercial.
Toda embarcación debe estar registrada y matriculada según la legislación española, salvo las embarcaciones de recreo con un tamaño inferior a 2,5 metros de eslora y los aparatos flotantes o de playa, independientemente de la longitud de eslora. Estas matrículas se dividen en listas según el uso que demos a la embarcación, bien sean de tipo deportivo o de recreo con fines lucrativos, deporte y ocio de uso personal, pesca deportiva o no profesional, etc.
Dentro de las embarcaciones para recreo encontramos algunos casos en los que no es necesario el título para manejarlos, como en el caso de pequeñas barcas a remo o los hidropedales, muy típicos de nuestras playas. Un hidropedal (comúnmente conocido como patín) es una pequeña embarcación flotante destinada al ocio, bastante popular sobre todo en zonas turísticas de costa o lacustres, sobre la cual se disponen asientos para un pequeño número de tripulantes que además cuentan con unos pedales para autopropulsarse y un pequeño timón que les permite dirigir y cambiar la dirección de la embarcación. Los hay de muchas formas, variando el modelo principalmente para ajustarse a diferentes números de tripulantes y algunos incluso cuentan con un tobogán o un pequeño trampolín. Están construidos con plásticos (poliéster, polietilenos, resinas) y fibras de vidrio, materiales que aseguran una gran resistencia, ligereza y que son fáciles de reparar o sustituir en el caso de que se produjese algún daño. Por supuesto también cumplen ciertas normas de seguridad, para asegurar que los herrajes y tornillería que emplean no se oxiden o puedan dañar a algún tripulante, que los plásticos no se deformen, no se vean afectados por los rayos UVA o que no contaminen de ningún modo el medio ambiente.