Nunca me había parado a pensar en lo que un seguro para empresas puede suponer en todos los sentidos. A nivel económico es un gasto importante que no había tenido en cuenta pero no puedes pasarlo por alto porque, a nivel empresarial, es necesario. Hace ya tres años que me convertí en emprendedora y levanté una tienda de moda infantil en pleno centro de la ciudad y, a día de hoy, puedo deciros que tener un seguro es algo indispensable.
Cuando empecé en todo esto conté con el asesoramiento y el apoyo de Grupo Reprepol, una compañía con marca propia que provee a franquiciados, tanto en tiendas monomarca como multimarca. Los elegí a ellos porque me encantó su catálogo de ropa infantil. Si le echáis un ojo comprobaréis que no se trata de un catálogo de ropa confeccionada al por mayor con textiles de calidad discutible, hablamos de prendas duraderas con diseños actuales que pueden competir perfectamente con las marcas más reconocidas tipo Tuc Tuc, Absorba o Boboli. La diferencia es que en Reprepol pagas la calidad y el diseño, no la marca.
Además conté también con el apoyo de Andandito, una tienda online que cuenta con un amplio catálogo de zapatos de niño, zapatos de niña y zapatos de bebé. Eso me hizo disponer de un mayor abanico de posibilidades de inversión pero, al mismo tiempo, me obligaba a arriesgar más y eso me pasó factura. En año y medio había agotado mis ahorros y el negocio, aunque funcionaba, no terminaba de despegar, pero no quería tirar la toalla. Busqué inversores o asociados pero no los encontré y acabé metida en un crédito que me ahogaba aún más cada mes. Sin embargó, seguí adelante, y ahora puedo decir que mereció la pena.
A los dos años y tres meses, cuando parecía que empezaba a respirar, unos vándalos (porque ni siquiera eran ladrones) destrozaron mi escaparate, prendieron fuego en el interior de la tienda y yo perdí todo mi stock, toda mi inversión. Quedé destrozada. En ese momento sólo tenía una cosa en mente: si mi seguro cubría los costes podría levantar cabeza pero si no, todo terminaría ahí, adiós a la aventura.
No voy a decir que todo salió bien porque para que eso fuera cierto no habría tenido que pasarme nada de lo que me pasó, pero sí puedo decir que el seguro respondió y pude levantar de nuevo el negocio.
Tipos de Seguros para empresas
Los negocios suponen riesgos, aunque sean de poca envergadura, y por eso debemos tener las espaldas cubiertas. No podemos ni debemos descuidar este tema pues los seguros pueden sernos de vital importancia. Hay tres tipos básicos de seguros de empresas:
- Seguros de accidentes para trabajadores. Nunca se sabe lo que puede pasar.
- Seguros de responsabilidad civil. Que responde ante los daños civiles que provoquemos con nuestra actividad empresarial.
- Seguro multiriesgo. Que cubre tanto los daños del continente como del contenido. Este es primordial si no queremos perderlo todo en un accidente o en un ataque como el que me ocurrió a mí.
Obviamente hay empresas que necesitan un seguro que englobe todo y otras a las que les baste con un multiriesgo como es mi caso, pero eso dependerá del sector al que pertenezca la empresa, de si cuenta con empleados o no, e incluso de la actividad concreta que realice.
Para asegurarnos bien de qué debemos contratar lo mejor es buscar asesoramiento y, por supuesto, pedir presupuestos previos, negociar nuestras primas y condiciones para intentar ahorrar lo máximo posible y no tener miedo al cambio en caso de equivocarnos al contratar con una compañía y no con otra: si no cumple nuestras expectativas nos vamos con otra aseguradora que sí las cumpla o, al menos, que se acerque más a cumplirlas. Así de sencillo. Pero, sobre todo, nunca tires la toalla.