Los abogados, son de los profesionales más valorados por las empresas de todo el mundo, que ni siquiera esperan a que los estudiantes de derecho terminen sus carreras para contratarlos. Algunos alumnos de derecho, en su segundo año del grado ya están recibiendo suculentas ofertas de empleo, fuera del alcance de la mayoría de los jóvenes de su hogar. Un puesto estable, trabajo indefinido y un sueldo inicial que supera, con mucho, los sueldos de la media de españolas y españoles.
Esto se debe a la enorme competencia que existe en el sector, y las exigencias de los bufetes, han provocado que la búsqueda de talento se adelante unos cuántos años. De hecho, son muchos los que van a “espiar” a las universidades para conocer de primera mano a los alumnos sobresalientes, aquellos que tienen un mejor currículum que sus compañeros, los que poseen mayores habilidades, los más destacados.
Uno de los bufetes más prestigiosos de España es Sotomonte Legal Abogados, en Alicante, donde su equipo multidisciplinar de abogados pone a disposición de sus clientes, una amplia variedad de servicios jurídicos especializados, a fin de ofrecer el asesoramiento más adaptado a las necesidades de todos y cada uno de ellos. La enorme competencia que hay en el sector, exige contar con los mejores, para poder posicionarse, destacar frente al resto. No llega con ser un buen abogado o abogada, hay que se el/la mejor.
Sotomonte es un despacho pionero formado por abogados expertos en la gestión de nuevas tecnologías, y gracias a su sistema multiplataforma, consiguen ahorrar mucho tiempo en papeleo, que lo dedican a estudiar y a buscar la mejor solución para cada caso.
La lucha continuará debido a la brutal competencia
Íñigo Navarro, decano de Derecho de ICADE, confirma que los bufetes están en guerra. Se están peleando para poder llevarse a los mejores abogados, debido a la brutal competencia en el sector y asegura que sus representantes, podrían llegar a hacer cualquier cosa para conseguirlo, incluso convencerlos de que dejen el proceso de selección que han empezado en otros bufetes. ¡Welcome to the Jungle!
Carlos de la Pedraja, vicedecano del IE Law School, dice que los bufetes «se inclinan por un perfil muy enfocado a los negocios que tiene un escaso número de abogados». Este tipo de abogacía es de todo menos emocionante, y mucho menos, comprometidos, al estilo Philadelphia, Matar a un Ruiseñor, La Caja de Música o Anatomía de un asesinato. Son este tipo de pelis las que han influido en la decisión de tantos y tantos jóvenes a la hora de elegir su futuro. La vocación de ser abogado, nace de estos casos que se ven en el cine. Y cuando acaban sus carreras y se ponen a trabajar, se enfrentan con la dura realidad: el trabajo es un rollo. No me extraña que se apresuren en contratarlos, conviene que no sepan demasiado para que no se les escapen.
Muchos de los estudiantes más destacados ya han firmado sus contratos antes de acabar la carrera, y en algunos casos, se les paga el máster de acceso a la abogacía, sin el cual no se puede ejercer.
Guillermo Romeu, responsable de procesos de selección del Instituto Superior de Derecho y Economía (ISDE), asegura que la globalización del mundo de los negocios, solo contribuirá al aumento de la competencia. Esto, consecuentemente provocará que la lucha por contratar a los mejores, se vuelva aún más sangrienta. A cambio, los estudiantes, exigen un fuerte compromiso por parte de las firmas legales de las que formarán y que les aseguren el triunfo, llegar a lo más alto.
Son muy pocos los que pueden resistirse a las ofertas, para empezar, por el sueldo, que es mucho más alto que los de sus compañeros de otros sectores económica está muy por encima de los contratos que firman los recién licenciados de otros sectores, llegando a cobrar unos 35.000 euros en su primer año. Además, los contratos pueden incluir estancias internacionales.
Otro de los atractivos de trabajar con una gran firma es que permite trabajar en casos importantes, de esos que sacan en los medios de comunicación.
Por su parte, las firmas de abogados saben muy bien a quien contratan, ya que antes de firmar, los, todavía estudiantes, han de pasar duros procesos de selección, que empieza por el expediente académico, seguido de unas pruebas escritas, exámenes y las entrevistas de rigor con socios del bufete.
Con este panorama, parece que estudiar derecho es una excelente oportunidad de conseguir un buenísimo trabajo.