Después de llevar viviendo varios años en Madrid centro, en pisos compartidos más bien pequeños y con poca luz empecé a darme cuenta de la precariedad en la que vivimos muchos jóvenes y, que quizás, y hablo por mí había sobrevalorado bastante vivir en la zona centro.
No niego que vivir en el centro tiene sus ventajas, sobre todo si tienes un estilo de vida muy activo y urbanita, te gusta estar a la última tendencia y asistir a todos los eventos culturales de la ciudad.
No obstante, no todo este ocio urbano del centro es fácilmente asumible con el sueldo medio de un joven de a pie.
Digamos que hay jóvenes subidos al dólar, como hay otros que siguen viviendo con sus padres, pero por regla general los jóvenes que, como es mi caso, empezamos a trabajar y nos mudamos a ciudades como Madrid con nuestro primer empleo, no solemos tener los bolsillos repletos a fin de mes para permitirnos vivir solos en un amplio y luminoso piso cerca de Sol.
He aquí mi dilema, centro sí, centro no. Finalmente, me decidí por experimentar por un año, lo que sería vivir con un poquito de calidad de vida. Y es que tan solo alejándome un poco del centro sí que podía permitirme un alquiler en una casa reformada y luminosa. Además, otra cosa que me apetecía muchísimo era vivir sola y solo podía permitírmelo en el extrarradio.
Así que, aunque tendría más tiempo de transporte me pareció interesante intentarlo.
Vivir sola por primera vez
La verdad, es que nunca había vivido sola antes, siempre me había ido cambiando de piso en piso con amigos, así que tampoco había tenido la necesidad de buscar piso por mi cuenta.
La verdad es que es una verdadera odisea, esto de buscar piso en las afueras de Madrid es toda una aventura, y más cuando no tienes ni idea de las zonas, de las que están mejor o peor comunicadas ni tampoco tienes a nadie que te pueda asesorar sobre las mil y una dudas que te surgen cuando inicias la búsqueda.
Al final, seguí el consejo de una amiga que se había ido hace poco a vivir a Algete. Ella había contratado los servicios de Fresno Inmobiliaria, un equipo muy profesional que te ayuda a encontrar el hogar de tus sueños. La verdad es que uno nota cuándo tiene ayuda profesional y más en el complicado proceso de alquilar una vivienda.
Por otra parte, en esta inmobiliaria también cuentan con una asesoría jurídica, administrativa, legal y fiscal, que es un servicio que me parecía esencial para tratar con los diferentes caseros con los que me iba encontrando. Además de que me iban informando de todas las novedades del mercado según mis gustos y preferencias.
Una de las cosas sobre las que me informaron, y que más adelante sería de gran ayuda, fue el tema del seguro del hogar, la verdad es que antes de contratar sus servicios no tenía ni idea de que existía este tipo de seguro, y eso que había compartido piso antes.
En la inmobiliaria me aconsejaron que era muy recomendable que contratara un seguro para el contenido de la propiedad, si bien los seguros sobre el continente o la responsabilidad civil, corrían a cargo del arrendador.
Me comentaron que en las casas suele haber más robos que en los pisos, y que no era ninguna tontería contratar este seguro para asegurar mis pertenencias. La verdad es que tenía un par de cosas de bastante valor así que al tener esta información me pareció más sensato contratarlo.
Menos mal que les hice caso, porque a los meses de vivir en la casa que finalmente alquilé entraron a robar y se llevaron mi ordenador y un par de joyas, pero como tenía el seguro pude solucionar el problema casi al instante, fue un verdadero alivio.
Finalmente, y pese a esa pequeña incidencia la verdad es que no me arrepiento en ningún momento de haberme mudado a las afueras.
Es verdad que ahora pierdo más tiempo en transporte, pero no lo cambio por poder vivir sola en una casa confortable y amplia.
Y es que a veces lo bueno cuesta, un poquito menos.