El seguro escolar existe con la finalidad de garantizar que los niños y los jóvenes continúen estudiando a pesar de sufrir accidentes en el centro donde estudian (tanto durante las horas lectivas como durante las actividades extraescolares que organizan empresas como Macabi) o padecer algún problema de salud durante la etapa lectiva, así como gozar de ciertas indemnizaciones ante una situación de incapacidad permanente.
El seguro escolar garantiza la total asistencia médica del enfermo y farmacéutica del enfermo, pero también cubre los gastos del sepelio en caso de fallecimiento. Incluso otorga una cuantiosa indemnización a la familia si esta dependía de la manutención del estudiante.
Las prestaciones derivadas de una enfermedad no se otorgan en el caso de cualquier mal físico, sino en aquellas expresamente contempladas (cirugía general, neuropsiquiatría, tocología, tuberculosis, fisioterapia, quimioterapia, radioterapia y cobaltoterapia).
El seguro escolar también cubre los estudios del estudiante hasta los 28 años en caso de fallecimiento del cabeza de familia o de ruina familiar, si ello conlleva la imposibilidad de continuación de los estudios del alumno.
Este también garantiza al estudiante la obtención de préstamos destinados a los estudios (dentro de los tres años posteriores a la consecución de la carrera) para su establecimiento profesional si carece de medios económicos para ello.
Como punto negativo cabe comentar que estos seguros no han sido revisados ni actualizados con la periodicidad necesaria, por lo que las cuantías de las indemnizaciones no se corresponden con las necesidades monetarias actuales, siendo estas de poca entidad. Pero si bien es cierto que su cuota resulta ínfima, podemos concluir que merece la pena afiliarse.
